viernes, 27 de septiembre de 2024

IA - Inteligencia Artificial

 

CON LOS ALUMNOS DE 6° GRADO ESTUVIMOS INSPECCIONANDO, IA.

En la actualidad, la inteligencia artificial abarca una gran variedad de subcampos. Éstos van desde áreas de propósito general, aprendizaje y percepción, a otras más específicas como el reconocimiento de voz, el juego de ajedrez, la demostración de teoremas matemáticos, la escritura de poesía y el diagnóstico de enfermedades. La inteligencia artificial sintetiza y automatiza tareas que en principio son intelectuales y, por lo tanto, es potencialmente relevante para cualquier ámbito de actividades intelectuales humanas. En este sentido, es un campo genuinamente universal.

La IA ya se integró a nuestra vida cotidiana

Los asistentes virtuales como Siri, Google Assistant o Alexa utilizan IA para comprender y responder requerimientos de los usuarios. Esta tecnología también la emplean las plataformas Netflix, Amazon y Spotify para recomendarnos contenidos acordes a nuestros gustos e intereses.

También está presente, entre otras cosas, en juegos en línea; teléfonos celulares inteligentes; herramientas de traducción automática; reconocimiento facial como factor de seguridad en dispositivos; aplicaciones para automatización de tareas repetitivas como chatbots; aplicaciones para creación o edición de textos, imágenes, voces, videos, e incluso música; vehículos autónomos y análisis de datos en medicina.



En la Biblioteca, los practicantes de futuros bibliotecarios, en actividad, con los chicos.

Se trabajo con el texto:
"NARANJO EN FLUO", de SOLÁ, JUAN.



Con la base que teníamos , luego de l lectura compartida, los alumnos estuvieron preguntado al : 

https://chatgpt.com/ 



Aprendieron que  hay, respuestas valederas como también erróneas.

martes, 24 de septiembre de 2024

 

Día del Estudiante: ¿por qué se celebra el 21 de septiembre en Argentina?

En coincidencia con la llegada de la primavera, los estudiantes de todos los niveles disfrutan de un día festivo. Desde actividades recreativas hasta demandas por una educación más inclusiva, esta fecha reúne múltiples significados.

El Día del Estudiante en Argentina se celebra cada 21 de septiembre, una fecha que coincide con la llegada de la primavera y simboliza el renacer y la renovación. Esta jornada es dedicada a los estudiantes de todos los niveles educativos, desde primaria hasta la universidad, y se caracteriza por actividades recreativas para la conexión y el esparcimiento. Es común ver eventos deportivos, picnics y actos culturales organizados por las instituciones educativas que brindan un espacio para que los estudiantes disfruten y festejen su rol en la sociedad.

Además de las celebraciones, el Día del Estudiante en Argentina también sirve como un momento de reflexión sobre la importancia de la educación y los desafíos que enfrentan los jóvenes en su formación. Los estudiantes suelen aprovechar esta fecha para expresar sus demandas y reivindicaciones para mejorar las condiciones educativas y asegurar un acceso más equitativo a las oportunidades de aprendizaje. Así, el 21 de septiembre no solo es una jornada de alegría y festividad, sino también una ocasión para valorar el esfuerzo y la dedicación de los estudiantes.

¿Por qué se eligió el 21 de septiembre para celebrar el Día del Estudiante?

La celebración del Día del Estudiante en Argentina cada 21 de septiembre va más allá de coincidir con el inicio de la primavera. Esta fecha fue elegida como un homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, una figura clave en la educación pública nacional.

El 21 de septiembre de 1888, , tras su fallecimiento, los restos de Sarmiento fueron repatriados desde Asunción, Paraguay, a Buenos Aires. Sarmiento, quien fue presidente entre 1868 y 1874, impulsó numerosas reformas educativas durante su mandato, creó más de 800 escuelas y amplió la población escolar de 30 mil a 110 mil estudiantes, además de promulgar la educación pública, obligatoria y gratuita.

La idea de conmemorar el Día del Estudiante en esta fecha surgió cuatro años después de la muerte de Sarmiento y fue propuesta por Salvador Debenedetti, entonces presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras. La propuesta fue rápidamente aceptada y consistía en homenajes donde se leían fragmentos de las obras y discursos del ex presidente.

Con el tiempo, esta celebración se extendió más allá de esta facultad a otras universidades y niveles educativos, convirtiéndose en una jornada que Actualmente es esperada por los estudiantes para celebrar y disfrutar del día libre en coincidencia con la llegada de la primavera.

El aporte de Domingo Faustino Sarmiento a la educación en Argentina

Sarmiento, una figura central en la historia de la educación en Argentina, dedicó gran parte de su vida a promover y mejorar el sistema educativo del país. Durante su mandato como presidente implementó una serie de reformas que sentaron las bases de la educación moderna en Argentina. Entre sus logros más destacados, aseguró que todos los niños tuvieran acceso a la enseñanza básica sin importar su origen social o económico.

Sarmiento también impulsó la formación y capacitación de docentes, enviando a maestros a formarse en el extranjero e invitando a educadores de otros países a trabajar en Argentina. Esta iniciativa no solo aportó conocimientos avanzados y técnicas pedagógicas modernas, sino que también ayudó a profesionalizar la carrera docente.

Considerado el “padre de la educación nacional”, dejó un legado que perdura hasta hoy, haciendo posible un sistema educativo más inclusivo y equitativo que continúa siendo una piedra angular del desarrollo social y económico de Argentina.

¿Quién fue Salvador Debenedetti?

Salvador Debenedetti fue un destacado arqueólogo e historiador argentino que desempeñó un papel crucial en el ámbito académico y educativo del país. Nacido en 1884, Debenedetti se formó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde más tarde se convirtió en un referente en su campo. Su trabajo se centró principalmente en el estudio de las civilizaciones precolombinas de América del Sur, contribuyendo al conocimiento y la preservación del patrimonio cultural argentino.

Además de sus aportes en arqueología y antropología, Debenedetti tuvo un rol importante en la vida estudiantil argentina. En 1892, siendo presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, propuso conmemorar el Día del Estudiante el 21 de septiembre en honor a Domingo Faustino Sarmiento. Su iniciativa, inicialmente adoptada por su facultad, rápidamente se extendió a otras instituciones educativas, consolidándose como una celebración nacional en el calendario argentino.

El 21 de septiembre en Argentina no solo marca la celebración del Día del Estudiante, sino que también coincide con el comienzo de la primavera, una estación que simboliza el renacer y la renovación. Esta doble celebración otorga un carácter festivo y especial a la jornada, y los estudiantes de todos los niveles educativos se toman un día libre para disfrutar de actividades al aire libre. Desde picnics en parques hasta eventos culturales y deportivos, la llegada de la primavera se convierte en una oportunidad para disfrutar del buen clima y la naturaleza entre jóvenes.

La combinación del Día del Estudiante con el Día de la Primavera añade una dimensión adicional de alegría y optimismo, ya que ambas celebraciones comparten la idea de un nuevo comienzo y la posibilidad de crecimiento personal y académico. Los estudiantes suelen aprovechar la fecha para desconectar de las rutinas diarias y recargar energías, preparándose para la recta final del año académico. Así, el 21 de septiembre se convierte en una fecha muy esperada.






miércoles, 18 de septiembre de 2024

 DIA DEL BIBLIOTECARIO

Jorge Luis Borges bibliotecario de la Biblioteca Nacional

El día 13 de septiembre fue establecido como Día del Bibliotecario por el Congreso de Bibliotecarios realizado en Santiago del Estero en 1942. Años más tarde, en 1954, fue instituido como Día del Bibliotecario a nivel nacional, mediante Decreto Nro.17.650/54, en homenaje a los bibliotecarios de todo el país.

Este día se corresponde con la edición de la «Gaceta de Buenos Aires» del 13 de septiembre de 1810, en la que apareció un artículo titulado Educación, escrito por Mariano Moreno, en el que informaba sobre la creación, por la Junta de Mayo, de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, hoy Biblioteca Nacional y de los nombramientos del Dr. Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez, quienes fueron los primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la Independencia de la República.

Esta fecha tiene un gran valor histórico y cultural porque la Biblioteca Nacional fue creada a inspiración del Dr. Mariano Moreno, Secretario de la Primera Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo.

En uno de los tantos ensayos del prestigioso filósofo y pensador español, José Ortega y Gasset , encontramos la siguiente expresión «A mi juicio la misión del bibliotecario habrá de ser, no como hasta aquí, la simple administración de la cosa libro, sino el ajuste, la mise au point de la función vital que es el libro.»

Y Marcel Prevost dijo: «El Hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma.»

El oficio del bibliotecario se encuentra indisolublemente unido al origen del libro como producto cultural que contiene el registro gráfico del conocimiento y como medio de comunicación a largo plazo. En el primer caso encontramos al bibliotecario como guardián de libros y, en el segundo, como su organizador, proveedor y facilitador, por consiguiente, como profundo conocedor de sus contenidos, dando como resultado dos extremos entre los que oscila el oficio: inquisidor y erudito.

Estos profesionales, se han preparado durante años, para apoyar la formación de nuestros jóvenes en las aulas, para colaborar en el desarrollo científico del país, al interior de los centros de investigación, o construyendo una Argentina más grande.

En la actualidad, los bibliotecarios escolares encuentran en la ley 26917 de Creación del Sistema Nacional de Bibliotecas Escolares y Unidades de Información Educativas, sancionada por el Congreso de la Nación el 27 de Noviembre del 2013, la recopilación de toda la experiencia acumulada en el país y, fundamentalmente, el reconocimiento de que los estantes repletos de libros necesitan de la pasión para que cada biblioteca escolar se constituya como un espacio imprescindible y un centro de recursos para el aprendizaje y la investigación.

El bibliotecario

Pocos edificios, como el de la Biblioteca Nacional, simbolizan las pasiones que inspiraron a Jorge Luis Borges. Su “Poema de los dones” es, tal vez, el más famoso de sus textos dedicados a este ámbito que representó su “paraíso”. Hasta contempló la idea de vivir en el edificio, como lo hicieron otros directores antes que él. El vicedirector de la institución, José Edmundo Clemente, lo hizo desistir de la idea, alegando que la construcción tenía muchas escaleras y resultaría muy incómoda para su madre.

“Según cuenta uno de sus sobrinos, Borges se levantaba al mediodía, se daba un baño y tomaba el subte con rumbo a la Biblioteca -cuenta Germán Álvarez-. Seguramente venía pensando algún poema por el camino y se lo dictaba a sus secretarias. Tenía dos, una de ellas bilingüe. Él trabajaba en la sala con ellas. El despacho de director lo usaba para dar entrevistas, clases o cursos. Empezaba a ser un escritor muy famoso y a poner esta Biblioteca en el mapa mundial”.

Borges ya estaba ciego cuando asumió su cargo, por eso, solo se encuentra su firma en documentos oficiales de la institución. “Pero él traía sus libros para trabajar o tomaba ejemplares de la colección y esos volúmenes, escritos en los márgenes por él, son hoy muy valiosos para entender su trabajo como lector”, dice Álvarez.

jueves, 12 de septiembre de 2024

 

11 de Septiembre: «Enseñar la patria»

Les proponemos abordar el Día de las Maestras y los Maestros desde una mirada de género.

¿Qué se recuerda el 11 de Septiembre? ¿Cuál fue el aporte de Sarmiento?






El 11 de septiembre de 1888 murió Domingo Faustino Sarmiento en Asunción del Paraguay. Lo prolífico de su obra no deja de asombrar y de generar debate. Muchas de sus biografías lo presentan como un autodidacta que luchó de forma inclaudicable, desde la gestión pública, contra el analfabetismo y en pos del progreso de la nación: un Sarmiento pedagogo, creador de escuelas y precursor de la formación de maestros y maestras. Sus detractores objetan el carácter extranjerizante de sus ideas y su rechazo manifiesto a los rasgos culturales nativos de un territorio que se encontraba en proceso de organización.

Sarmiento, nacido en San Juan en 1811, tuvo una intervención destacada (y polémica) en la política y la cultura argentina del siglo XX. Fue presidente de la nación entre 1868 y 1874; previamente formó parte de la Campaña del Ejército Grande, una alianza heterogénea liderada por Urquiza que puso fin a la experiencia de Rosas al frente de la Confederación Argentina. Mantuvo fuertes controversias y, en ocasiones, enfrentamientos con buena parte del elenco dirigente (del que también formó parte) de aquellos años: con Rosas, Urquiza, Alberdi y Roca, entre otros.

El siglo XIX argentino, luego de alcanzada la independencia, estuvo signado por las luchas facciosas, lo que impidió una rápida organización política a nivel nacional. La caída de Juan Manuel de Rosas en 1852 cierra un período caracterizado por las autonomías provinciales y abre la discusión sobre la forma de organizar la nación. La situación en ese entonces estaba marcada por la fragmentación política y la desarticulación de las economías regionales.   

En este proceso, la educación alcanza un rol de suma importancia para la construcción de la legitimidad del poder. La preocupación central del grupo de intelectuales más influyentes de la época, denominado «Generación del 37» —entre los que se destacan Sarmiento, Echeverría y Alberdi—, estaba en la necesidad de institucionalizar el orden en el territorio nacional y lograr la modernización económica, condición necesaria para insertarse en el mercado internacional.

Este grupo reunía a jóvenes liberales que se sentían responsables de la «cosa pública». Creían en la democracia liberal y se diferenciaban de los federales rosistas y de los unitarios porteños. La «Generación», influenciados por las ideas ilustradas europeas, se autoproclamaba heredera legítima de la patria y continuadora de los ideales de los revolucionarios de Mayo. Para ellos el pueblo debía ilustrarse para ejercer la ciudadanía, para adquirir dignidad y estímulo para el trabajo. Era condición para la democracia que el «hombre» sea libre en sus creencias y libre sea su conciencia.

Dentro de este grupo de intelectuales, Domingo Faustino Sarmiento sostenía que el atraso de los pueblos latinoamericanos se debía a la combinación entre la sangre y la cultura españolas y las indígenas, rechazando de este modo las raíces hispánicas de la naciente república. De los viajes por los Estados Unidos y el contacto con el sistema educativo norteamericano, concibió muchas de sus ideas pedagógicas que luego intentará poner en práctica.

Para Sarmiento había que cambiar las costumbres, la cultura y el lenguaje para que la población se volviera industriosa, y esto se lograría con la extensión y obligatoriedad de la educación básica integral. Le otorgó importancia al desarrollo de las escuelas de artes y oficios e impulsó una educación racional y científica. Para él, la formación de la moral y las costumbres era la base de la estabilidad sobre la cual era posible aspirar al progreso económico y social.

Sarmiento promovió el sistema educativo formalmente más democrático de su época, al mismo tiempo que realizó una operación de subordinación y exclusión de los sectores populares. Quiso contribuir a un modelo educativo capaz de operar sobre la sociedad, modificando sus hábitos y costumbres. Por tal motivo apoyó la llegada de inmigrantes europeos a la Argentina y, a la vez, las campañas al desierto que arrasaron con la población indígena.

El educador sanjuanino, apodado «El padre del aula», escribió libros —los más célebres, en el exilio— que dejaron su impronta en la literatura autobiográfica (Recuerdos de provincia, 1851), la literatura de viajeros (Viajes, 1851) y el ensayo histórico (Facundo o civilización y barbarie, 1845). Y también en el campo de las ideas educativas, con Educación popular (1849) y otros escritos. 

Entre Facundo y Educación Popular ya pueden reconocerse algunas de sus ideas centrales en materia educativa. En Facundo, Sarmiento argumentaba que el «enigma argentino», esto es, el desenlace trágico e inesperado del proceso histórico iniciado con la Revolución de Mayo (con las guerras civiles primero y el ascenso de Rosas después) podía explicarse en virtud del protagonismo político asumido por lo que en aquel libro denominaba campaña pastoril, de la que el caudillo riojano Facundo Quiroga era, según Sarmiento, un eminente representante. Para Sarmiento, ello se debía a que las formas de sociabilidad de la campaña resultaban hostiles a la «civilización» y constituían una prolongación de la cultura colonial. Y esto era así porque identificaba en la forma de asociación de la campaña (la pulpería, un verdadero espacio de politización de las clases populares rurales como muestra cualquier clásico del género gauchesco) la sede misma de la «barbarie», al obturar el desarrollo de dos dimensiones que Sarmiento atribuía al «sujeto moderno»: el productor y, sobre todo, el ciudadano.

En este punto de su pensamiento, Sarmiento encontraba en la escuela (entendida como ámbito destacado de la sociabilidad ciudadana) un dispositivo acorde con la «regeneración» de aquellas costumbres que a su entender impedían el despliegue de la «civilización». De aquí todas sus reflexiones, en Educación popular, sobre el modo en que la formación en fila de estudiantes, el aseo, las reglas de ortografía y otros aspectos que encontraba relevantes de la vida escolar, contribuirían a formar en ciudadanía desde una temprana edad, en la medida en que niñas y niños serían, de este modo, persuadidos a asociarse con otros pero manteniendo su individualidad.

Al mismo tiempo, en Educación popular Sarmiento abogaba por una renovación pedagógica centrada en el reemplazo de los castigos y penas por formas de enseñanza basadas en el conocimiento científico de la época, a la vez que ofrecía un inventario de experiencias novedosas en Europa y en Estados Unidos no solo en materia de enseñanza, sino también de organización del espacio escolar.

En 1868 Sarmiento accede a la presidencia. El analfabetismo era una de sus principales preocupaciones; el primer censo nacional realizado en 1869 reveló que más de un millón de personas no sabían leer ni escribir, sobre una población total de 1.737.076 habitantes. Durante su presidencia, se sentaron las bases del formalismo argentino: a fines de 1869 se aprobó la ley que autorizaba la creación de escuelas normales y un año después se fundó la Escuela Normal de Paraná, que utilizaría de modelo para crear más de treinta escuelas normales entre 1870 y 1896 dedicadas principalmente a la formación de maestras.

Defensor de la liberación femenina, admirador de las mujeres educadoras, trabajadoras y liberales, Sarmiento impulsó la contratación de maestras norteamericanas para que asumieran un rol protagónico en la difusión de las nuevas técnicas de enseñanza docente. Mary Gorman fue la primera de las 61 maestras estadounidenses que llegaron a la Argentina (Sarah Eccleston, Mary Morse, Margaret Collord, Jennie Howard, Frances Armstrong, Frances Wall, entre otras, llegaron después), muchas de las cuales, según cuenta Julio Crespo en Las maestras de Sarmiento, fueron formadas en un clima antiesclavista y precursor del feminismo norteamericano (de hecho, muchas de ellas fueron sufragistas). Junto con las maestras, llegaron al país cuatro maestros varones, entre ellos John Stearns, uno de los fundadores de la Escuela Normal de Paraná.

Las maestras norteamericanas fueron parte de un proceso más amplio que contó con el aporte de muchísimas mujeres, quienes dejaron su impronta en el perfil singular que fue adquiriendo el sistema público educativo en nuestro país. Aunque inicialmente las escuelas normales estaban destinadas a un público mixto, hacia 1884 comenzaron a promoverse escuelas normales específicamente para mujeres. Estas, en cambio, no tenían acceso, en este contexto, a los colegios nacionales, donde se formaban las élites dirigentes.

El elenco directivo de esas escuelas normales, y de las escuelas donde se desempeñaron las mujeres que allí se graduaron, estaba predominantemente compuesto por varones, quienes también tenían una notable incidencia en el ingreso de las nuevas maestras al mercado laboral. No faltaron mujeres que realizaron importantísimos aportes en materia pedagógica, pero las voces autorizadas en este campo eran predominantemente masculinas. Los salarios también eran indiciarios de estas desigualdades de género.

¿Quién fue Juana Manso?

En este proceso histórico también existieron tensiones, conflictos y contradicciones, como los que de algún modo pueden observarse en la trayectoria de una maestra destacada de aquellos años, Juana Manso (Buenos Aires, 1819-1875). Como escritora, periodista y docente, Juana Manso abrió nuevos caminos para generaciones venideras de mujeres, rompiendo moldes y expectativas sociales sedimentadas. Al igual que Juana Manuela Gorriti, Manso inscribió el nombre de una mujer en el campo de las letras, tradicionalmente ocupado por varones.

Exiliada en el contexto del rosismo, fundó en Brasil la revista O Journal das Senhoras. Modas, Literatura, Bellas Artes, Theatros e Critica (1852-1854), donde se declaraba abiertamente feminista. En Buenos Aires, creó la publicación Álbum de Señoritas. Periódico de Literatura, Modas, Bellas Artes y Teatros (1854), en la que firmaba como directora y propietaria, algo completamente inusual para una mujer en esos años. Asimismo, brindaba conferencias (en más de una ocasión fue agredida por sus ideas contrarias al dogmatismo religioso), asumiendo para su voz una autoridad intelectual que la hacía merecedora de la escucha por parte de un auditorio, en otro gesto novedoso para las mujeres en este período.

Sus aportes al sistema público educativo fueron muchísimos, pero no igualmente reconocidos que los de Sarmiento, aun cuando ambos trabajaron en común y formaban parte de un mismo proyecto pedagógico (el programa ilustrado de educación popular). Algunos de estos aportes pueden leerse en la Revista Anales de la Educación Común, de la que también fue directora entre 1865 y 1875; o reconocerse en el modo en que impulsó las ideas pedagógicas de Johann Heinrich Pestalozzi y Friedrich Fröebel e introdujo ideas afines a la educación de la primera infancia recuperando la experiencia de los jardines de infantes surgidas dentro del círculo de Horace Mann y Mary Peabody, con quien tenía, al igual que Sarmiento, un vínculo epistolar fluido.

Con Sarmiento, Juana Manso trabajó en la construcción de los primeros andamiajes del sistema público educativo ya que fue la primera mujer en integrar el Consejo Nacional de Educación. Promovió una educación mixta y plural, sin distinción de clases sociales, y con particular interés en el derecho de las mujeres tanto al acceso a la escolarización como a los cargos decisorios dentro del sistema. Respecto a la formación docente, luego de crear la Asociación de Maestras, un espacio para intercambio de experiencias pedagógicas, elevó en 1874 a la Legislatura de Buenos Aires el proyecto de Ley Orgánica de la Enseñanza Común, que buscaba profesionalizar la formación docente, mejorar salarios, incrementar las vacaciones y regular las designaciones.

Se podría decir, entonces, que Juana Manso pudo desplegar como maestra, pero también como una de las principales forjadoras del incipiente sistema público educativo argentino, un conjunto de acciones que desafiaron los lugares tradicionalmente asignados para las mujeres. Ya en su exilio en Brasil había puesto esos lugares en entredicho, al afirmar que «la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo o un defecto, un crimen o un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica porque Dios no es contradictorio en sus obras y cuando formó al alma humana, no le dio sexo».

Ver retrospectivamente la historia de Manso permite afirmar, entonces, que el 11 de septiembre constituye la efeméride en que reconocemos a maestras y maestros que, con su trabajo cotidiano, forjan la educación popular argentina, entendida como un proyecto colectivo que pretende transformar el mundo para ganar más espacios de libertad e interrumpir la reproducción de las desigualdades sociales de todo tipo, entre ellas, las de clase y las de género.

Maestras de la patria

En esta entrevista la investigadora Cecilia Linare realiza un minucioso análisis de la profesión docente y de los roles que, tanto anónimas mujeres como destacadas figuras encabezadas por Juana Manso, han desempeñado en el sistema educativo argentino desde sus orígenes hasta el presentes.

Himno de Sarmiento

https://www.youtube.com/watch?v=RhX-UABUOjc


IA - Inteligencia Artificial

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